Cómo aliviar el dolor crónico sin procedimientos invasivos.
El dolor de espalda está catalogado como una de las condiciones médicas más comunes y dolorosas, pero no peligrosas, que afecta a cuatro de cada cinco personas en algún momento de sus vidas. La discapacidad ocasionada por el dolor de espalda ha aumentado más del 50% en los últimos 25 años.1 Para la gente que lo padece, las molestias más grandes son: el dolor físico y las limitaciones de movimiento. En muchos casos, el dolor es tan severo que las personas no pueden llevar a cabo actividades rutinarias como hacer las tareas de la casa. Los problemas de la espalda son parte de los Trastornos Musculoesqueléticos (TME), los cuales, junto con el síndrome del túnel carpiano, no solo constituyen las lesiones más costosas sino las más frecuentes en los lugares de trabajo, pero al mismo tiempo son las más prevenibles. Actualmente, estos trastornos representan un tercio de todas las lesiones y enfermedades profesionales en los países industrializados, según la Organización Internacional del Trabajo.2 Estas lesiones provocan un sufrimiento considerable en los individuos que las padecen, y enormes costos para los sistemas de salud, las empresas, debido a las ausencias e incapacidades que generan y la respectiva reducción de productividad, y la economía en general. Los costos reales causados por el dolor de espalda son difíciles de estimar, porque para su cálculo se deben considerar muchos factores, como: la atención médica, el costo que representa para los empleadores el ausentismo de los empleados y las respectivas pérdidas por productividad. Los estimados varían desde «al menos $50 mil millones de dólares por año», según la American Chiropractic Association, hasta $200 mil millones por año, según la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos, estas cifras solo en los Estados Unidos.3

¿Cuáles son las causas del dolor de espalda?
El dolor de espalda es un problema que se reconoce fácilmente y aunque en la mayoría de los casos no es peligroso, puede ocasionar diversos síntomas y limitaciones de movimiento. El dolor de espalda puede presentarse a lo largo de la columna vertebral, esto es, en cualquiera de las 33 vértebras que alojan y protegen a la médula espinal y puede ser ocasionado por diversas causas como golpes que absorben los discos, que por estar conectados con la médula espinal a través de ligamentos y músculos generan dolor, ó también cuando un disco se comprime a tal punto que genera una hernia o se rompe y presiona un nervio que sale de la médula, o cuando se presentan crecimientos adicionales de hueso conocidos como “espuelas” que presionan un nervio. Existen otras causas del dolor de espalda como las lesiones deportivas o los accidentes, sin embargo a veces los movimientos más simples, como agacharse para recoger algo del piso, puede tener el mismo resultado. Además, la artritis, la mala postura, la obesidad y el estrés psicológico pueden causar o complicar el dolor de espalda. Finalmente el dolor de espalda también puede ser consecuencia directa de una enfermedad de los órganos internos, como cálculos renales, infecciones renales, coágulos de sangre o pérdida ósea.
Aunque cualquier persona puede sufrir de dolor de espalda, las investigaciones han encontrado que ciertas condiciones y actividades ponen más en riesgo la salud de la espalda y de los músculos relacionados a ésta.

Por ejemplo hay factores que inciden en el dolor de espalda, que no se pueden modificar, como la edad, el género y los genes. En lo que se refiere a la edad, es sabido que aunque los problemas de espalda pueden aparecer en cualquier momento, éstos, son más comunes en la segunda mitad de la vida. En cuanto al género, hombres y mujeres pueden sufrir de dolor de espalda por igual, lo que marca la diferencia y el tipo de problema de espalda, se relaciona con el trabajo que cada uno desempeña. Por ejemplo, más hombres suelen padecer hernia de disco y es más probable que terminen sometiéndose a algún tipo de cirugía.4 Las mujeres, a su vez, sufren de dolores de espalda durante el embarazo, especialmente en el último trimestre y aunque el dolor suele desaparecer después del parto, en algunos casos puede volverse crónico. Esto obedece al debilitamiento de los músculos abdominales, ligamentos que se aflojan y el daño en la espalda baja por el peso al cargar al bebé. La historia familiar concretamente los genes también parecen tener un papel importante en ciertos problemas de espalda, como la artritis y la espondilitis anquilosante, que provoca pérdida del cartílago y calcificación de los discos entre las vértebras. Pero hay otros factores que sí se pueden cambiar, o al menos corregir, para que el dolor de espalda no sea una limitación ni un padecimiento, como un estilo de vida donde el movimiento sea parte de la rutina diaria. 4 Harvard Medical School, Special Health Report: “Finding solutions for your aching back” 5 Centros para el Control de Enfermedades y Condiciones (CDC), “La prescripción de opioides” Hay trabajos y actividades que ponen una mayor tensión en la espalda. Por ejemplo el trabajo que involucra viajes largos, con períodos prolongados de estar sentado y exposición a vibraciones. El trabajo sedentario en una oficina también afecta la espalda. Se podría decir que casi todas las actividades relacionadas con el trabajo aumentan la probabilidad de futuros problemas de espalda, a menos que los individuos mejoren la mecánica de su cuerpo, estiren y fortalezcan músculos y ligamentos para ayudar a aliviar los síntomas. También hay factores psicológicos que influyen en la salud física y en particular en el dolor de espalda. El estrés, la ansiedad, el estado de ánimo negativo y las emociones aumentan la probabilidad de desarrollar dolor de espalda. Las razones no se comprenden completamente. Parte de la respuesta puede estar en el hecho de que el dolor crónico y la depresión comparten algunas de las mismas raíces bioquímicas. No solo las personas con trastornos psicológicos desarrollan un mayor dolor de espalda, sino que las personas con dolor de espalda crónico tienen tres veces más probabilidades de estar deprimidas y con frecuencia sufren ansiedad, estrés y trastornos del sueño.

Diagnóstico y tratamiento.
Después del dolor, la segunda queja del paciente que sufre de problemas de espalda es la dificultad de entender las causas y encontrar un tratamiento que le alivie el dolor. Esta frustración, curiosamente, se debe más al exceso y no a la escasez de tratamientos e intervenciones, ya que existen numerosas opciones de tratamientos como el ejercicio y la fisioterapia que se consideran hoy como las principales estrategias contra el dolor; la cirugía y los calmantes fuertes, los medicamentos opiáceos, son los últimos recursos.
Aquellos tratamientos que son exitosos tienen una cosa en común: la participación del paciente.
Tipos de dolor de espalda
En general cuando se habla de “dolor de espalda” se hace referencia al dolor de la espalda baja o lumbar, la zona de dolor más común y la principal causa de discapacidad en el mundo, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud. Pero también hay gente que sufre de dolor de espalda alta (dorsal) o en el cuello (cervical).

Es importante tener en cuenta también, en qué momento de la vida aparece el dolor, ya que la edad conlleva muchos cambios en la columna y aumenta la probabilidad de desarrollar ciertas condiciones. Por ejemplo, después de los treinta años, los discos intervertebrales (pequeños cartílagos que separan las vértebras de la columna) comienzan a degenerarse y su capacidad de amortiguamiento disminuye. Los adultos mayores, sobre todo las mujeres, tienen un riesgo más alto de osteoporosis, una condición que debilita los huesos y puede hacer que las vértebras sufran desgaste y fracturas. Tanto la enfermedad degenerativa de disco como la osteoporosis, y otras enfermedades generalmente asociadas con la edad, como la artritis, pueden ser las causas del dolor de espalda. Las complicaciones en los discos intervertebrales no se limitan a las personas mayores. De hecho, una herida en los discos puede ocurrir a cualquier edad, ya sea por un accidente o un mal esfuerzo. Cuando un disco se lastima o se deteriora, puede desplazarse fuera de su lugar y comprimir la médula espinal, una parte esencial del sistema nervioso. Los esguinces y las distensiones son las causas más frecuentes de dolores de espalda, los primeros afectan los ligamentos, las bandas fibrosas y duras de tejido que se encuentran entre los huesos, como las vértebras en la columna vertebral. Las distensiones son lesiones de los músculos o tendones (que conectan los músculos con los huesos). La siguiente causa más común de dolor de espalda es un nervio comprimido. Dos tipos comunes de síndromes de compresión nerviosa son los problemas de disco (como una hernia de disco) y la estenosis espinal, que se produce cuando un estrechamiento de la columna vertebral ejerce presión sobre los nervios de la columna.
El tratamiento adecuado
En la mayoría de los casos, el dolor de espalda se debe a causas comunes e inocuas, aunque eso no significa que sea menos molesto y debilitante, razón por la cual es tan importante identificar el tratamiento adecuado para cada tipo de paciente y de dolor. Podría decirse que el mejor tratamiento se basa en algo tan sencillo como el movimiento, por el contrario la cirugía, en general, se debe reservar para situaciones extremas y serias que ponen la vida en riesgo, por ejemplo, cuando se diagnostica un tumor medular o hay una lesión grave, como una fractura de la columna vertebral

El tratamiento es distinto dependiendo del tipo de dolor, agudo o crónico. Para el dolor de espalda agudo, causado, por ejemplo, por una lesión lumbar, se recomienda aplicar hielo o una compresa fría inmediatamente y usar calor después de las 48 horas, para ayudar a relajar los músculos. Cuando este tipo de dolor finalmente desaparece, lo más importante es enfocarse en la prevención: no repetir el mismo esfuerzo o movimiento que lastimó. Para el dolor crónico, es necesario tener un plan de largo plazo, este debe incluir fundamentalmente el ejercicio. Aunque suele ser tentador quedarse en cama, la actividad física es el mejor tratamiento para casi todas las personas que sufren de dolor de espalda, toda vez que al fortalecer los músculos, se mejora el alineamiento de la columna, lo que ayuda a sostener la espalda, de tal manera que los ejercicios más recomendados son los aeróbicos de bajo impacto, entre ellos la natación y el ciclismo, combinados con estiramientos diarios. En todos los casos, no se debe subestimar el valor de estirar los músculos, dado que no solo ayuda a aliviar el dolor sino también a prevenir lesiones y heridas en el futuro. Igualmente existen otras terapias y actividades que ayudan a las personas de distintas maneras, como: yoga, Pilates, masajes, y acupuntura, entre muchas otras opciones. Algunas terapias, como los masajes y la fisioterapia, a veces están cubiertas por el seguro médico. Finalmente una rutina de estiramientos, como la que se muestra a continuación, puede garantizar no solo el alivio del dolor sino que puede prevenir ataques recurrentes y daños mayores, la constancia en la práctica de estos ejercicios es la clave de la eficacia de la “terapia”.
Ejercicios para fortalecer la espalda

Fuente: Pan American Life